El pescado es más que un simple alimento en nuestros platos. Es una fuente vital de proteínas, omega-3 y otros nutrientes esenciales que son fundamentales para la salud humana y animal. Por lo tanto, es imperativo garantizar que el pescado que consumimos sea de la mejor calidad. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo se estudia y garantiza esta calidad?
La salud y bienestar de los peces, al igual que otros animales, pueden verse afectados por diversos factores, siendo uno de los más relevantes el estrés. Al igual que en los seres humanos, el estrés en los peces puede provocar cambios químicos y biológicos en su organismo, afectando directamente la calidad de su carne cuando se consume como alimento.
El Rol del Homogeneizador de Bertin en la Investigación
Aquí es donde entra en juego el homogeneizador de Bertin. Este avanzado instrumento ha sido esencial para analizar con precisión cómo el estrés influye en la calidad del pescado. A través de la homogenización, se puede obtener una muestra representativa del tejido del pescado, permitiendo un análisis detallado.
La clave para comprender la calidad del pescado yace en la actividad enzimática dentro de sus músculos. Las enzimas son proteínas que catalizan reacciones químicas, y su actividad puede indicar el potencial de degradación del músculo del pescado, tanto antes como después de la muerte del animal.
Al monitorear la actividad enzimática, los investigadores pueden determinar con precisión la frescura del pescado, la influencia del estrés y otros factores que pueden afectar su calidad.